miércoles, 18 de noviembre de 2009

Sustancias vasoactivas

Las sustancias vasoactivas inyectables en los cuerpos cavernosos comenzaron con la papaverina de Virag en 1983, cuya acción erectógena fue descubierta accidentalmente mientras operaba a un paciente y luego se autoinyectó a solas y más tarde frente a un público científico médico entre asombrado, ofendido y risueño, demostrando su descubrimiento. La fentolamina y la prostaglandina inyectables se impusieron rápidamente y esta última incluso podía colocarse en la uretra en forma de crema (MUSE), sin el pinchazo que provocaba más temor que dolor –equivale a la picadura de un mosquito – y todavía se sigue usando cuando fracasan las nuevas tecnologías.

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