jueves, 22 de octubre de 2009

EL ABORTO EN EL 2008, EN EL URUGUAY Y EN EL MUNDO - Por Andrés Flores Colombino

Haremos una presentación lo más concisa y clara posible, de un tema complejo y polémico, aludiendo a diferentes fuentes filosóficas, biológicas, médicas, legales, éticas y religiosas, las generadoras de esas posturas frente al aborto que suelen ser asumidas a priori. Nuestra tarea no es catequizar, sino hacer reflexionar a la luz de una información actualizada y lo más veraz posible.

El aborto es la interrupción del embarazo antes que el producto de la concepción sea viable, es decir, antes que sea capaz de sobrevivir fuera del cuerpo de la madre. El producto del embarazo es llamado embrión hasta los 3 meses y feto desde el 4° mes en adelante, hasta el parto. El aborto puede ser espontáneo o provocado. Se estima que la viabilidad con ayuda científica está hoy en día en algo más de 5 meses de gestación, cuando sin ayuda era considerada posible la sobrevida de un feto, en un parto prematuro –no ya un aborto- desde los 6 meses en adelante. Pero los plazos que la ciencia ha ganado a la naturaleza, se han acortado. No basta con afirmar que el aborto es la interrupción del embarazo antes de los 180 días o antes de las 28 semanas de amenorrea, que equivalen a seis meses de embarazo.

El aborto espontáneo ha sido muy alto en la historia de la humanidad. Desde un 70 % de los embarazos estimados en la antigüedad, por el progreso de la higiene y de las ciencias, la naturaleza abortaba el 30 % de los embarazos a principios del siglo XX y hacia fines del mismo, sólo iban al aborto espontáneo el 10 % de los embarazos. Es decir, la ciencia evitó que la naturaleza cumpliera su rol abortivo en lo que Darwin llamó la selección natural, pues la mayoría de estos abortos espontáneos corresponden a embriones o fetos con trastornos genéticos. Este hecho debemos tenerlo en cuenta cuando apelamos al argumento de la naturaleza biológica, que fue modificada y corregida por la naturaleza antropológica del hombre y sus conquistas científicas.
La humanidad era francamente tolerante con el aborto en todas las épocas, y los egipcios, griegos y romanos lo practicaban como estrategia anticonceptiva. Las tribus y etnias primitivas siempre han utilizado al aborto como forma de control demográfico, aún hoy, respetando las posibilidades de alimentación, el número de hijos que podrían criar y también los factores sociales y morales asociados a embarazos indeseados y no aceptados, que existieron en todas las culturas y épocas. Aristóteles consagró la idea de la “animación” de los productos de la reproducción humana por la unión de las semillas masculina y femenina, recién a los 40 días de concebidos para el varón y a los 90 días para la mujer, idea que se respetó por casi 2000 años. Santo Tomás y toda la patrística asumió como verdadera dicha postura, por lo que interrumpir un embarazo antes de los 2 o 3 meses no se consideraba un aborto. Después, sí, y se comenzaba a penalizar sobre todo en la Galia y en otras culturas bárbaras.

Recién en el año 1588 el papa Sixto V condenó el aborto en cualquier grado de gravidez, por tan solo 3 años, pues Gregorio XIV levantó la condena al aborto de fetos no animados en 1591, postura que se mantuvo hasta 1869, en que Pío IX condenó cualquier forma de interrupción del embarazo y cualquier forma de anticoncepción, posturas que mantiene la Iglesia Católica hasta la actualidad, en que el aborto es penado con la excomunión de sus protagonistas. En tanto, en 1803 el derecho consuetudinario inglés mantenía que no se configuraba el delito de aborto antes de que el feto se moviera, a los 4 meses de gestación (Alzate 1982, Cárdenas 1982).

En el Uruguay, la Ley 9.155 de 1889 condenaba a la mujer y sus colaboradores por el delito de aborto en cualquier altura de la gestación. En 1934, mientras la URSS y cinco países escandinavos (Islandia, Suecia, Dinamarca, Finlandia y Noruega) habían despenalizado el aborto, el Código Penal de Irureta Goyena colocó al Uruguay en el 7° país que despenalizaba el aborto consentido por la mujer. Duró un año su aplicación, pues en 1935 se prohibió efectuar abortos en Salud Pública y en 1938 se aprobó la Ley N° 9.763, que penaliza nuevamente el aborto en sus Artículos 325 a 328, que se encuentra vigente hasta la actualidad.

El estado actual del aborto en el mundo considera, recogido por la Organización Mundial de la Salud (WHO 2003), señala que “de los 210 millones de embarazos que se estima se producen anualmente, 80 millones son no planificados. De éstos, 46 millones (22 % del total) finalizan en abortos provocados, de los que aproximadamente la mitad corresponden a abortos seguros y la otra mitad a abortos inseguros”. Los abortos inseguros son los que se realizan por personas sin entrenamiento y/o en ambientes que carecen de estándares médicos mínimos. A su vez los abortos inseguros son más frecuentes en países que cuentan con legislaciones restrictivas al aborto, y “se relacionan con la mayor frecuencia de mortalidad materna (80.000 mujeres por año en todo el mundo), desigualdades de género y el que más vulnera los derechos humanos de las mujeres”, dice la OMS.

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